jueves, 14 de febrero de 2013

Veintiocho.

Ay, losientolosientolosiento en serio. No me peguéis demasiado fuerte por haber tardado tanto en subir. M'sorry, babies, pero es que mi imaginación estaba fuera de combate. Well, but aquí estoy de nuevo. ¡FELIZ SAN VALENTIIIno. Aquí Jalex por San Valentín o nada. Que espero que os guste, que sois mucho amor y que muchas gracias por no aburriros de mí y seguir leyendo <3

Los labios de Alex no se volvieron a separar de los de Jack durante un largo rato. Sus besos se volvieron más profundos, más desesperados. Más violentos. 
Empujó levemente a Jack hasta hacerle caer sobre el sofá, para sentarse a horcajadas sobre él. 
El moreno se separó ligeramente, jadeante, lo cual Alex aprovechó para descender con sus labios por su cuello, dibujando la línea de su clavícula con ellos, mientras sus manos se deslizaban bajo la camiseta del guitarrista, con claras intenciones de querer quitársela.
Este dejó escapar un pequeño gemido y se dejó hacer, lo cual llevó a que instantes después ninguno de los dos conservase ya la camiseta puesta.. 
Alex colocó una mano en el pecho desnudo de Jack, para hacer que se tumbase y después colocarse sobre él. Hizo descender la misma mano que tenía en el torso del moreno hasta sus pantalones, donde hizo presión, jugando con  el elástico de los calzoncillos del otro chico, el cual dejó escapar un jadeo.
- A-alex que... yo nunca he...-comenzó a decir Jack, siendo interrumpido por otro de los besos del rubio.

- Sh. Lo sé. Yo tampoco. Pero si quieres... si quieres paramos.
Una sonrisa se dibujó en los labios del moreno, que volvió a atacar los de Alex con un beso casi desesperado como respuesta.
El cantante no tardó mucho en pillar la idea, y pronto se deshizo de los pantalones de Jack, que cuando fue a hacer lo propio con los de Alex, lo único que consiguió fue que cayesen los dos al suelo. Alex se quejó, a la vez que el otro chico comenzaba a reírse.
- Menos mal que tu alfombra es blandita.
- Claro, como tú no has caído debajo.
- Cállate y bésame.
Los labios del rubio no tardaron ni cinco segundos en hacer lo que Jack le pedí, que esta vez acabó de desvestirle con más destreza que antes.
Alex volvió a colocarse sobre Jack, enredando los dedos en su pelo a la vez que le besaba. Finalmente juntó sus caderas con las de su chico, que arqueó la espalda, soltando un gemido mientras clavaba las uñas en la espalda de Alex.
Este dejó escapar un jadeo y comenzó a moverse con suavidad, sosteniéndole la mirada a Jack, que se mordía el labio inferior con fuerza.
Los dos chicos no tardaron mucho en llenar el salón con sus gemidos, respiraciones aceleradas y los nombres casi gritados del otro, para terminar finalmente con las frentes apoyadas la una contra la otra, respirando con dificultad.
Se quedaron un largo rato en silencio así, disfrutando del momento.
- Jack -susurró el rubio.
- ¿Sí?
- Te quiero.
Una sonrisa fue la única respuesta que obtuvo por parte del otro chico, que le colocó una mano en su nuca antes de besarle con dulzura.
- Yo también te quiero -murmuró un largo rato después, haciendo que el que sonriese esta vez fuera Alex.
- Te echaba de menos.
- Y yo a ti, rubito.
El rubio le pegó un puñetazo cariñoso en el pecho.
- No me llames rubito.
- ¿Por qué no? -contestó divertido Jack.
- Porque me voy a teñir el pelo.
- ¿Otra vez?
Alex le miró mal, haciéndole reír.
- Sí, otra vez. Y ya puestos me voy a vestir.
- Ay, no -Jack hizo pucheros, rodeando la cintura de su chico con los brazos, impidiendo que escapara.
- Pero si llevas toda tu vida viéndome desnudo, tienes que estar aburrido de mí -rió el inglés.
- Eh, eso nunca.
Alex sonrió.
- Drama queen -susurró.
- Diva -contestó Jack antes de besarle de nuevo.

Unos quince minutos después, Alex consiguió convencer a Jack de que le soltase con la excusa de darle de cenar, de forma que el  moreno no tuviese la opción del 'no' con comida de por medio.
Sacó una pizza que tenía a medias del día anterior mientras llamaba para pedir otra, y se sentó en la encimera mordisqueando uno de los trozos.
Jack entró en la cocina, poniéndose la camiseta, y se sentó a su lado imitándole.
- Oye, Alex -dijo tras haberse quedado un buen rato en silencio.
- Dime.
- ¿Qué... qué vamos a hacer ahora?
El rubio se volvió a quedar callado durante lo que a Jack le pareció una eternidad.
- Que le jodan a la discográfica -se encogió de hombros finalmente, con la vista puesta en algún punto inconcreto de la pared.
- Pero...
- Pero nada, Jack -se volvió para mirarle.- Ya me da igual todo. Llevo demasiado tiempo preocupándome por los demás en lugar de preocuparme por ser feliz yo mismo. ¿Y sabes qué? Dudo mucho que pueda ser feliz sin ti.
El moreno sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas casi sin querer, y  se mordió el labio.
- Además, si nos piden dinero, pues nos metemos a putaaaaaaaaaas -bromeó Alex con una sonrisa, pasando un brazo por los hombros de Jack  y besándole la mejilla.
- Tú solo procura que no se te caiga el jabón en las duchas de la cárcel -rió Jack, secándose un par de lágrimas.
- Como si eso fuese un problema -casi murmuró Alex, tratando de contener la risa mientras enterraba la cara en el cuello del moreno.
- Uh. Cómo te odio -protestó Jack, más bien refiriéndose a las cosquillas que le hacía el pelo del cantante en  el cuello que el comentario.
- Qué más quisieras -dijo el otro, mordiéndole con suavidad, provocándole un escalofrío.
- GASK -empezó a quejarse Jack, pero el sonido del timbre le interrumpió y permitió a Alex escabullirse con una sonrisa inocente.
Fue casi corriendo a abrir, esperando a un chaval vestido de rojo con el uniforme de Telepizza, pero en su lugar encontró a unos sonrientes y cuchicheantes Rian y Zack. 
Al menos llevaban pizzas.
- ¿Ho...la? -saludó Alex, sorprendido, pero feliz de verles allí.
Rian extendió una mano con la palma hacia arriba hacia Zack, con una sonrisa satisfecha.
- Mis 50 pavos.
- P-pero ... aún no..
Miró a Alex con cara de obviedad, y después a Zack otra vez.
- A las pruebas me remito.
El rubio se aclaró la garganta.
- Perdonad pero se os enfría mi pizza.
- Alex, díselo ya -protestó Rian.
- Que le diga qué.
- Que te has tirado a Jack.
El rubio se atragantó con su propia saliva.
- Pero... ¿por qué iba yo a...?
- Venga ya. Como si que llevases la camiseta del revés, el pelo... bueno, mejor no hablemos de tu pelo. Y eso sin mencionar el precioso chupetón que llevas en el cuello -contestó el batería con una sonrisa, mientras Zack sacaba la cartera ante tanta evidencia.
Justo cuando iba a replicar, apareció Jack por detrás.
- ¿Se puede saber por qué tardas tanto? ¿Te estás ligando al repartidor o...Ah, hola chicos -rió al ver a sus dos amigos, a la vez que abrazaba a Alex por la cintura.
- Así que Josh tenía razón -dijo Zack, entregándole un billete de 50 a Rian.
Alex frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír.
- La verdad es que podríais entrar en casa.
- ¿Tenía razón o no tenía razón? -le picó Rian.
- Eso, ¿la tenía?
El rubio resopló y dejó escapar una carcajada, y como toda respuesta se giró para besar a Jack en los labios con todo el cariño del mundo, como prueba tangible de que no tenía pensado volver a separarse de él nunca más.

sábado, 12 de enero de 2013

Veintisiete.

- ¿Alex? -a Jack se le atragantó el nombre en la garganta.
Josh asintió, esperando que el guitarrista le dejase pasar, pero tardó unos momentos en reaccionar.
- E-está bien -murmuró al final, apartándose para dejarle entrar.
El inglés se acomodó en el sofá de Jack sin necesidad de que tuvieran que decirle nada, y desde allí le miró, esperando algún movimiento o reacción por su parte.
Pero este tan solo se limitó a sentarse en uno de los sillones, cruzado de brazos, escrutándole con desconfianza.
- ¿Vas a decir algo o...? -preguntó finalmente, impacientado.
Josh suspiró, provocando no alterarse esta vez, por mucho que el chico estuviera tan a la defensiva con él.
- Acabo de hablar con él hace un rato. De hecho yo no debería estar aquí. Me lo prohibió explícitamente, pero... -dejó la frase en el aire, preguntándose a sí mismo por qué se tomaba tantas molestias.
- ¿Pero qué?
Jack se impacientaba. Más.
- A ver, el jodido de explicar y vas a pensar que Alex es gilipollas, pero vas a tener que esforzarte por entender su postura.
- Joder, Joshua, suéltalo de una puta vez.
Josh cogió aire, dispuesto a explicarle toda la historia que la había contado su amigo horas antes.
- Me contó algo de una reunión con el director de vuestra discográfica. Parece ser que una cláusula del contrato prohíbe las relaciones entre los integrantes del grupo -chasqueó la lengua, pensando para sí mismo un "menuda gilipollez"- Entonces el tipo le dijo a Alex que si incumplíais la cláusula os enfrentábais a una denuncia, o una multa o no sé qué mierdas. Básicamente le hizo escoger entre vosotros y el grupo. Y... escogió la otra opción -Josh suspiró, repasando su resumen mentalmente- No te lo contó porque sabía que nunca lo aceptarías. Pero... pero te quiere, Jack.
El inglés se calló, dando por concluída la explicación, y alzó la vista para mirar a Jack, que tenía la mirada perdida en algún punto inconcreto de la alfombra, sin mostrar expresión alguna, en silencio.
- Yo sólo... pensé que sería justo que al menos lo supieras.
El silencio volvió a inundar la habitación de nuevo, y Josh pensó que era un buen momento para marcharse y dejar a Jack aclararse las ideas, por lo que se levantó del sofá sin añadir nada más, dirigiéndose hacia la puerta.
- Josh -le detuvo Jack, volviéndose para mirarle.
- ¿Si?
- Gracias -murmuró, con un nuevo brillo en la mirada.
Josh le respondió con una sonrisa, para después salir, cerrando la puerta con suavidad.

Poco tardó Jack en vestirse con lo primero que encontró por la habitación y en 'arreglarse' mínimamente frente al espejo.
Se montó en el coche y condujo hasta casa de Alex, saltándose la mitad de los semáforos y stops del camino. Hizo un recorrido de media hora en apenas quince minutos, pero una vez conseguido, tan solo tuvo que armarse de valor para tocar el timbre.
El rubio no le hizo esperar mucho, tal vez porque esperaba visita.
- Caray, sí que llegan rápido las pizz...-se quedó callado de golpe al ver a Jack al otro lado de la puerta, en lugar de al repartidor de Telepizza- ¿Jack?
- Sí, Barakat. Quita del medio y déjame pasar -apartó a Alex de un ligero empujón, autoinvitándose a entrar, dejándose caer en el sofá.
- No deberías estar aquí -dijo simplemente Alex.
- ¿Vas a dejar de fingir algún día de estos o...? -Jack hablaba con frialdad, haciendo que el cantante tuviera que controlar sus propias emociones.
- ¿D-de qué me estás hablando?
- Lo sé todo, Alex.
Silencio.
Era todo lo que podía escucharse en el salón del pequeño apartamento.
- ¿C-cómo?
- Josh.
- Será, será hijo de puta -estalló Alex, tras haber estado conteniéndose un buen rato.
- ¿Hijo de puta? ¿Pero se puede saber cuándo pensabas contármelo? ¡¿Nunca!? -el moreno había ido subiendo su tono de voz, hasta prácticamente acabar gritando, levantándose del sofá.
- ¡Se suponía que tú no tenías que saber nada de esto, joder!
El puñetazo que Alex le propinó a la pared resonó por toda la casa, pero no consiguió frenar las palabras de Jack.
- Pero ¿por qué? ¿Se puede saber por quién me tomas? Si me lo hubieras contado desde el principio habríamos tratado de buscar una solución. ¡Pero JUNTOS, Alex! 
- Nunca lo habrías aceptado, Jack. Lo habríamos acabado jodiendo todo. Era mejor así. Aunque duela.
- ¿Aunque duela? -el moreno soltó una carcajada amarga, sujetando a Alex por la camiseta, con el puño apoyado sobre el pecho del rubio- Para ti es fácil decirlo, ¿no?
- Joder, Jack. No lo entiendes. ¿T-tú sabes lo que significa para mí poder salir ahí fuera todos los días y simplemente hacer sonreír a miles de personas? ¿El poder ayudar a que sus vidas sean... mejores, dentro de lo posible? ¿El tener la oportunidad de de impedir que hagan algo de lo que puedan llegar a arrepentirse? Algo como... como lo que hizo mi hermano -Alex terminó hablando casi en un susurro, con los ojos humedecidos- Yo no puedo renunciar a algo así. Tenía que escoger la decisión en la que menos gente saliese perjudicada. L-lo siento.
Rodeó la cintura de Jack con sus brazos, enterrando la cabeza en su pecho, y abrazó al moreno como si fuera un niño pequeño que necesitaba protección. Realmente así se sentía.
Su abrazo no tardó en ser correspondido. El guitarrista le apretó entre sus brazos, acariciándole el pelo con suavidad.
Se quedaron en silencio nuevamente durante un buen rato, hasta que Jack sintió la necesidad de romperlo.
- Yo nunca te habría hecho renunciar a algo así, Alex. Y menos por mí. Tan solo quiero que seas feliz, aunque eso no me incluya en tus planes. Pero todo habría sido más fácil si me lo hubieras dicho -murmuró.
Alex se separó de él levemente.
- ¿Cómo no ibas a estar incluído en mis planes? Dios. Han sido los peores meses de mi vida -el rubio rodeó las muñecas del otro con las manos, haciendo que Jack se sobresaltara al contacto y se apartara inconscientemente.
- ¿Q-qué...? -Alex ignoró la incomodidad del moreno, y agarrando su brazo izquierdo hasta que lo iluminó la luz y quedaron visibles sus numerosas cicatrices- Dios mío, Jack -susurró, apenas inaudiblemente, mientras sentía las lágrimas arder en sus ojos, y resbalar por sus mejillas incontrolablemente ante aquella visión.
Era. Por. Su. Culpa. 
Por su maldita culpa.
Jack apartó el brazo, sorprendiéndose ante la repentina reacción de Alex, y no pudo hacer otra cosa que volver a abrazarle.
- A-alex, cálmate, por favor.
Alex se apartó de él, mirándole a los ojos.
- ¿Que me calme? Jack, si te pasa algo me mato, joder -contuvo un par de sollozos, limpiándose las lágrimas como podía, hablando con voz temblorosa - ¿P-por qué?
- Yo... no podía, no quería seguir... -resopló, bajando la mirada- Lo siento. You've taken so much with you. 
Alex apoyó una mano en el pecho de Jack, sin dejar de mirarle a los ojos.
- Prométeme que no vas a volver a hacerlo. Nunca.
- Solo si me prometes que vamos a arreglar esto juntos. Siempre.
El cantante cerró los ojos un momento, antes de murmurar un 'te lo prometo', haciendo que los labios de Jack le besaran como si no lo hubieran hecho nunca antes. Su mano buscó la de Alex, entrelazando los dedos de ambos antes de separarse levemente de él.
- Te lo prometo -susurró contra su boca.

lunes, 7 de enero de 2013

Veintiséis.

Bonjour amores. Bueno, primero de todo mis disculpas por tirarme vidas enteras para subir, pero soy la cosa más indecisa del mundo y cambio de planes cada dos por tres. Y que bueno, esto ya se está acabando, le quedan un par de capítulos, o tres, idk. Que no me odiéis mucho, y que gracias por leerme, que sois amor puro <3


El teléfono de Alex permaneció apagado las siguientes 48 horas después del incidente del cine. Sencillamente no tenía ganas de tener que dar explicaciones a nadie por su comportamiento.
No fue hasta el domingo por la tarde, mientras esparcía numerosas bolsas de comida basura por la mesilla del salón para ver el partido de los Ravens cuando se le ocurrió que ya iba siendo hora.
Se dejó caer en el sofá, con aire cansado, y sacó el móvil del bolsillo de su pantalón, encendiéndolo sin prisa.
25 llamadas perdidas. 7 mensajes.
Puso los ojos en blanco y soltó un suspiro exasperado, abriendo el registro de llamadas.
Zack. Mamá. Josh. Jack. Jack. Jack. Zack. Rian. Jack. Jack. Jack...
Tiró el móvil contra el sofá, maldiciendo por lo bajo.
Maldita sea, ¿por qué tuve que besarle?
Apenas le dio tiempo a seguir torturándose a sí mismo, pues su móvil  sonó pocos minutos después, haciendo que se sobresaltara.
- Joder -masculló, estirándose para cogerlo sin muchas ganas- ¿Diga? -contestó casi con un suspiro, con la vista clavada en el televisor.
- ¿Alex? -la voz de su amigo inglés sonó al otro lado, al parecer con alivio.
- Ah. Hola, Josh.
- ¿Se puede saber por qué no me cogías el teléfono? Sabe Dios cuántas veces te he llamado.
- Es que... lo había llevado a arreglar -mintió el rubio, mordisqueando una galleta.
Pudo escuchar a Josh resoplando al otro lado de la línea.
- uh, está bien. No importa. Yo solo llamaba para... para pedirte perdón por mi comportamiento el otro día. Fui un capullo. Bueno, más que de costumbre, pero ese no es el caso. Que lo siento.
Alex rió sin muchas ganas.
- Josh Franceschi disculpándose. Creo que puedo morir tranquilo, que ya lo he visto todo -rió de nuevo, pudiendo imaginar la la mirada asesina que le habría dirigido el inglés de haber estado presente.
- Ogh. El día que yo pueda ver a Alex Gaskarth tomarse las cosas en serio, podré decir lo mismo.
- Oh, vamos, Josh, no te piques conmigo. En serio, no tiene importancia lo del otro día. Aquí el capullo soy yo, pero bueno, eso ya es otra historia -suspiró Alex, bajando la mirada.
Hubo un momento de silencio entre los dos chicos, pero finalmente fue Josh quien decidió romperlo.
- He visto cómo le miras, Alex. Bueno, y él a ti. Es solo que... no lo entiendo, ¿cuál es el problema?
El rubio dubitó unos instantes. Realmente necesitaba desahogarse, ver las cosas desde el punto de vista de una tercera persona. Pero, ¿Josh?
Se sorprendió a sí mismo accediendo sin insistencia alguna por parte del inglés.
- Es largo de contar.
- Creo que podré pagar la factura de teléfono.


Un par de horas después, Josh colgó el móvil con un suspiro. Se revolvió el pelo, haciendo una mueca antes el dolor de cabeza que le había producido estar tanto tiempo pegado a ese chisme.
Había hablado largo y tendido con Alex, tratando de darle consejo o al menos consuelo. Se había ofrecido a ayudarle a pagar parte del dinero que les pedía la discográfica, pero el rubio se había negado en redondo. También había recalcado por activa y por pasiva que Jack no tenía que enterarse de nada.
Pero eso Josh no lo veía justo.
Se levantó del sofá de un salto y cogió las llaves del coche, tratando de hacer memoria de dónde narices estaba la casa de Jack, porque hacía años que no pasaba por ahí.


Jack estaba tirado en el suelo del baño, a unos cuántos kilómetros de Josh.
Su espalda reposaba contra la puerta cerrada, mientras trataba de acompasar su respiración con los ojos cerrados.
Pero en lo único que podía pensar cuando cerraba los ojos era en Alex. En Alex, y en sus besos. En Alex, y en su sonrisa. En Alex, y en su voz. En Alex, y en sus 'te quiero'. Y en cómo todo se había convertido en palabras que tan solo causaban dolor y les alejaban cada vez más. 
Había perdido la cuenta de las veces que le había llamado en esos dos últimos días, buscando tan solo una jodida explicación que el rubio se negaba a darle.
Pero qué más da ya.
Abrió los ojos de nuevo, clavándolos en la pequeña pero afilada cuchilla que sujetaban los dedos de su mano derecha. 
En las últimas semanas, tal vez meses, lo único que podía apartar su mente de Alex era el filo de la cuchilla mordiendo su piel. Ya ni siquiera le molestaba el sentimiento de culpa que le invadía después de hacerlo.
Pero esta vez era diferente.
Jack  no quería seguir viviendo así. No sin Alex.
Y no iba a pensárselo más.
Casi a cámara lenta acercó la cuchilla hasta la piel de su muñeca.
- Eso es todo, amigos -murmuró para sí mismo, como tantas veces había hecho antes en tono de burla con sus amigos.
Presionó con suavidad el metal, pero el sonido del timbre de la puerta le sobresaltó, haciéndole soltar de golpe la cuchilla.
Fuera quien fuese, acababa de impedir que cometiera la mayor gilipollez de su vida.
- Joder -resopló.
En un principio pensó en no levantarse a abrir, pero volvieron a llamar repetidas veces, con insistencia, y  no tuvo más remedio.
Salió del baño, cerrando la puerta tras de sí.
- Que ya vaaaaa -chilló mientras bajaba las escaleras, hasta finalmente llegar a la entrada.
Abrió la puerta y se encontró a un incómodo Josh Franceschi, que no dejaba de tocarse el pelo en señal de nerviosismo.
- ¿Qué haces tú aquí? -preguntó, con una ceja enarcada, sin mucho entusiasmo.
- ¿P-podemos hablar?
- ¿Hablar de qué?
El inglés pareció pensárselo un momento, pero no le quedó más remedio que usar la palabra mágica.
- Es por Alex.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Veinticinco.

Ese beso provocó tres reacciones diferentes. De sorpresa en Josh, de incredulidad en Jack y de algo parecido al remordimiento en Alex.
El inglés no tardó mucho en reaccionar y separarse de Alex, empujándole hasta hacerle chocar con la máquina de refrescos.
- ¿Se puede saber qué coño está pasando aquí? -Josh frunció el ceño, poniendo cara de no entender nada.
Se hizo un silencio incómodo entre los tres allí presentes. Jack apretó la mandíbula, girándose para mirar a Alex en busca de una explicación. 
Pero al rubio no le dio tiempo a pronunciar palabra, pues otra cabeza rubia salió del baño que había estado compartiendo instantes antes con Jack y les interrumpió, fijando la mirada en el chico de ojos azules, entre sorprendida y asustada.
- ¿J-Josh? -murmuró, arreglándose un poco su despeinada melena.
- ¿Os conocéis? -preguntó Alex, enarcando una ceja, al parecer bastante conforme con el giro que estaba tomando la conversación.
Se hizo un nuevo silencio, pero esta vez fue roto por Josh, que no parecía tener un excesivo buen humor.
- Nos conocemos, sí. Os presento a mi novia. Aunque creo que algunos ya la conocen mejor que otros.
Jack puso cara de circunstancias y miró a la chica.
- Con que soltera y sin compromiso, ¿eh? -esbozó una sonrisa irónica.
Las tres miradas se centraron ahora en la rubia, que se mordía el labio inferior, visiblemente incómoda.
- P-puedo explicarlo. Yo no... yo no quería... Pero él...
- Ah, claro, tú no querías pero fui yo el que casi te llevó a rastras hasta el baño y se ofreció a hacer todo tipo de guarradas, ¿verdad? -inquirió Jack.
- Cierra la boca, Barakat -le previno Josh, conteniéndose.
- Eso mejor se lo dices a la puta de tu novia -sonrió casi con malicia el otro chico.
El simple comentario hizo que Josh explotara, y empujó a Jack hasta hacer chocar su espalda contra la pared, sujetándole por el cuello de su camiseta.
- Repite eso.
- Que tu novia es puta -casi rió Jack en la cara del inglés, que no parecía escuchar las voces de la chica suplicándole que parara, y le encajó un puñetazo en la mandíbula a Jack.
Este llevó una mano al labio que le acababa de empezar a sangrar, pero a Josh apenas le dio tiempo de abrir la boca, pues fueron otras las manos que tiraron de su chaqueta para ponerle en la misma postura acorralada en la que había dejado él a Jack.
En cuanto se giró pudo contemplar los ojos, ahora amenazadores, de Alex.
- Vuelve a ponerle la mano encima y vas a estar un buen tiempo sin poder usarla -musitó, colocando el dedo índice en el pecho del de ojos azules.
- Ah, ¿sí? ¿Primero me besas y a los cinco minutos me vienes con amenazas por zurrar al tío al que querías poner celoso? Bravo, Alex.
Alex apretó los dientes, con rabia, preparándose una contestación para aquello, pero esta vez fue Jack el que le apartó de Josh de un empujón.
- ¿Se puede saber ahora qué pretendes? ¿Que vas a ir por la vida, jodiéndome y luego tratando de 'defenderme' como si de verdad te importara? Eres un hipócrita, Alexander.
Las palabras impactaron en el rubio, que tuvo que coger aire para digerirlas.
- ¿Me vas a echar en cara el haber impedido que te molieran a puñetazos por no saber mantener la boca cerrada?
Jack negó con la cabeza, dejando escapar una sonrisa amarga.
- Claro que no. Pero no me voy a poner a echarte en cara ahora todas las cosas que podría echarte. ¿Verdad que no, Alex? ¿Sabes por qué? Porque son demasiadas.
Alex bajó la mirada, incapaz de sostenerla un segundo más.
- Tú no sabes nada, Jack -susurró.
El moreno casi suelta una carcajada al escuchar aquello.
- El que parece no saber nada eres tú. Ni saber, ni recordar. Ni importarte tampoco. Claro que nunca importó nada, ¿no? -los ojos del moreno se iban humedeciendo a medida que pronunciaba esas palabras.
Cogió la muñeca de Alex entre sus manos, haciendo girar su brazo de forma que el tatuaje con su nombre quedase a la vista de los dos, y le miró a los ojos, entre interrogante y suplicante.
- Jack... para, por favor -murmuró Gaskarth, cerrando los ojos para no tener que sostenerle la mirada al que habías sido su novio.
- Tan sólo quiero que me des un 'por qué' -insistió.
Alex abrió los ojos para mirarle de nuevo y perderse en su mirada como tantas veces había hecho en el pasado.
Esbozó una media sonrisa triste a medida que los recuerdos acudían a su mente. Negó levemente con la cabeza, y se puso levemente de puntillas para hacer que sus labios se encontrasen con los de Jack por primera vez en lo que le habían parecido siglos. Enredó sus dedos en el pelo del moreno cuando sintió sus manos rodeándole la cintura y su beso fue correspondido con dulzura.
Pero no tardó mucho en separar los labios ligeramente de los suyos.
- Porque no puede ser, Jack -musitó, casi inaudiblemente,  contra la boca de Jack, deslizando sus dedos con suavidad desde su pelo hasta su mejilla, mientras las lágrimas mojaban las suyas, para mirarle a los ojos y apartarse definitivamente de él.
- Alex... -le llamó. Una, dos, tres veces.
Pero Alex no se volvió para mirarle. Se alejó de allí andando con las manos en los bolsillos y la mirada baja, dejándole completamente solo. Otra vez.
Josh se había marchado ya con aquella chiquilla, y en aquel pasillo tan solo quedaba algún que otro asistente de limpieza que pasaba con prisa por delante de él. 
Se dejó caer en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared. 
Nunca se había sentido tan perdido.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Veinticuatro.

La tiendo entera se giró para mirar hacia el  mismo sitio hacia el que se encontraba mirando Alex, haciendo al chico murmurar un taco por lo bajo, y agacharse para empezar a recoger CD's del suelo.
Alex se mordió el labio para reprimir una carcajada, y se acercó a él.
- Esto... ¿estás bien? -le preguntó, aún tratando de no reírse.
El otro alzó unos preciosos ojos azules para clavarlos en los de Alex, esbozando una pequeña sonrisa avergonzada.
- Puedes reírte si quieres.
- ¿Josh? -el rubio soltó la carcajada que tanto tiempo llevaba conteniendo.
- Franceschi, sí -rió el moreno, dejando una pila de discos sobre una estantería, girándose para mirar al otro mientras se revolvía el pelo.
- Quién si no -sonrió Gaskarth, estrechándole la mano a Josh- ¿Y qué es lo que hace un chico como tú en un sitio como este?
- Pues salir de la perpetua nube de lluviosa que tengo por país -puso los ojos en blanco, con un suspiro.
- Y te vienes a Baltimore -Alex enarcó las cejas, con una media sonrisa.
- Mi novia tiene familia aquí -se encogió de hombros el inglés- Y en un par de semanas damos un concierto en Nueva York, así que...
- Vaya. El soltero de oro ya no es tan soltero ni tan de oro -se burló el rubio, mirando el reloj de un vistazo rápido, recordando que había quedado con Zack a las cinco.
- De oro siempre -Josh le miró con los ojos entrecerrados, dejando escapar una carcajada- ¿Esperas a alguien?
- Uhm. No, he quedado con Zack en cinco minutos para ir al cine. ¿Quieres venirte?
Josh miró su propio reloj, y se dio la vuelta para echar un vistazo a su alrededor, al parecer buscando a alguien.
- Eh... había quedado con mi chica aquí. Pero no sé dónde se habrá metido.
- Ay, pobrecito, le han dado plantón -rió Alex, divertido- Yo tengo que irme, si cambias de idea, el cine está al final del tercer pasillo de la cuarta planta a la derecha. ¡Nos vemos, Josh! -le guiñó un ojo, sin darle tiempo a despedirse, echando a andar en dirección contraria a por donde había venido, mientras su mente ya podía recrear la bronca de Zack por haber desaparecido y, además, haber llegado tres minutos tarde.
Llegó a la entrada del cine prácticamente con la lengua fuera, para chocarse con Zack, que no le había visto llegar.
- ¿Dónde te habías metido, rubia? Pensé que mi cita me había fallado -sonrió el moreno, sin enfado alguno, lo que le chocó bastante a Alex.
- Eh... comprobando que nuestro disco se vende -rió el rubio, que dio un rodeo con la mirada al lugar, para ver si Josh había cambiado de opinión, pero lo que se encontró fue con Zack tapándole la vista repentinamente.
- ¿Se puede saber qué buscas? Anda, tira -le llevó a empujones hasta las taquillas..
- Zack, ¿me quieres dejar? -bufó Alex, sin entender el comportamiento de su amigo, que le soltó con tal de que no hiciese más preguntas.
Suspiró, revolviéndose el pelo mientras el otro chico pagaba las entradas de vete a saber qué película.

No tardaron mucho en entrar en la sala que les había indicado el acomodador, y en sentarse en los sitios que les habían asignado.
El rubio plantó los pies con toda la comodidad del mundo sobre el asiento de delante, echando mano de su coca-cola. Le dio un sorbo. Dos. Tres. Hasta que cuando quiso darse cuenta ya se había bebido más de la mitad.
- Mierda. Ay, Zack, me hago pis -susurró, haciendo reír a su compañero de banda, que jugueteaba entretenido con su móvil, esperando a que empezase la película.
- ¿Quieres que te acompañe al baño y te la sujete o puedes tú solito?
Alex refunfuñó entre risas, y se levantó, poniendo cuidado en no caerse por las escaleras, como no era la primera vez que le pasaba.
Finalmente, tras un rato buscando, dio con el baño, al final de uno de los pasillos.
- Joder, sí que hace tiempo que no vengo al cine, me cambian hasta el baño de sitio -murmuró para sí, con una media sonrisa, abriendo la puerta.
Pero la sonrisa se le borró de golpe de la cara cuando se encontró lo que se encontró detrás de esa puerta. 
Jack. 
Era Jack. Y no estaba sólo. No, qué va. Estaba bastante ocupado comiéndole la boca a una rubia que ya estaba a medio desvestir.
Las lágrimas acudieron a los ojos de Alex prácticamente al instante. Ardían tanto como el dolor que le producía contemplar aquella escena. De sus labios escapó un sollozo ahogado, mientras sentía algo parecido a un pinchazo en el pecho, y retrocedía sobre sus propios pasos, no sin que antes el chico moreno se diera la vuelta sobresaltado y le contemplase con una expresión indescifrable.
- A-alex -articuló con los labios.
Pero Alex salió del baño dando un portazo, apoyando la espalda en la pared del pasillo que estaba justo en frente. Sentía las lágrimas mojar sus mejillas, mientras el dolor poco a poco se transformaba en rabia.
- Alex, ¿estás bien? -escuchó la voz del inglés de ojos azules que se había encontrado instantes antes, a su lado, sin ni siquiera haberle visto llegar.
Clavó sus ojos en los del otro chico, mirándole pero sin verle.
- Tienes que hacerme un favor -susurró, cogiéndole de pronto del brazo y tirando de él hasta pegarle a la pared, a su lado.
Josh le miró, con pinta de no entender nada.
- ¿Qué quieres, Alex? ¿Qué pasa?
- Por favor, Josh. Por favor -murmuró de nuevo- No te volveré a pedir nada en la vida, si no me fallas ahora. Te necesito.
- ¿Qué estás diciend-
Alex no le dio tiempo a terminar la frase. Nada más escuchó el sonido de la puerta del baño abrirse, juntó sus labios con los de Josh, casi con violencia.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Veintitrés.

Los días pasaban prácticamente arrastrándose uno detrás de otro. Las interminables semanas se sucedían, pareciendo más bien años. Alex nunca había odiado tanto las agujas del reloj.  Nunca había odiado tanto ver el sol salir y esconderse una y otra vez. Nunca había odiado tanto su vida.
Desde que salió seguido de un portazo de casa de Jack no había vuelto a verle, ni a hablar con él.
No era capaz de contar ya las veces que había cogido el móvil y había marcado su número, y estando a punto de llamar. Todas las veces que había salido de casa dispuesto a ir a verle y había vuelto a mitad de camino, incapaz de hacerlo.
Se levantó del sofá, con un suspiro, y arrastró los pies hasta la nevera. La abrió y se quedó mirándola, pero sin verla, cuando sonó el timbre de la calle y le sobresaltó, haciendo que su corazón diese un vuelco.
Salió corriendo a abrir, con la mala suerte de tropezarse con la encimera de la cocina y darse en el pie.
- Mierda, joder -murmuró, abriendo la puerta a la pata coja.
Pero su expresión cambió cuando vio a Zack en la entrada, y no a quien él esperaba. O al menos a quien él quería esperar.
- Qué hay, rubia -sonrió Zack, autoinvitándose a pasar.
Alex frunció el ceño y cerró tras de sí la puerta.
- No mucho, Merrick.
- Ya se ve, ya. Que tenga que venir yo a sacarte de casa...
- Uhm. Llueve.
- No es escusa, ya han inventado el paraguas, aunque te resulte fascinante -Zack esbozó una media sonrisa, recibiendo una mirada asesina por parte de Alex.
- No me digas -el rubio hizo una mueca, volviendo a la nevera, seguido por el moreno.
- Oh, vamos, Alex, ¿hace cuánto que no sales de casa? -le pegó en la mano cuando éste intentó sacar un trozo de tarta- Deja de comer y hazme caso, que te vas a poner como una foca.
Alex resopló y se cruzó de brazos, mirándole.
- ¿Qué quieres, Zack?
- Quiero que salgas de esta casa, porque llevas semanas aquí encerrado. Desde que tú y... bueno, eso. En realidad no sé por qué, pero... En fin, que no puedes seguir así, Alex.
El chico bajó la mirada, y metió las manos en los bolsillos del pantalón, encogiéndose de hombros.
- Supongo que ya me he acostumbrado -murmuró.
Zack suspiró, y le revolvió el pelo.
- Métete en la ducha y en 15 minutos te quiero hecho una diva, porque nos vamos al cine.
Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Alex.
- P-pero..
- No hay peros.
- ¿No puedo elegir peli?
- POR SUPUESTO QUE Sno. No quiero acabar viendo cursiladas de las tuyas de las que necesitas cuatro cajas de pañuelos para sobrevivir a la película.
El rubio frunció el ceño de nuevo, entre divertido y con ganas de pegarle.
- Esto... me voy a la ducha -rió finalmente, escabulléndose por la derecha de Zack, que sonrió satisfecho con su logro.
- ¡Quince minutos, eh! -gritó desde el salón, aunque no escuchó la contestación de Alex.
Se encogió de hombros y se entretuvo desordenando los juegos de la Play de su compañero, los cuales no eran pocos. Sacó de la estantería el tercer volumen del Rock Band, preguntándose qué hacía allí si era suyo, y abrió la caja, de la que se deslizó un papel hasta el suelo.
Zack se agachó para recogerlo, y al darle la vuelta se encontró con una foto de Alex y Jack, abrazados, poniendo caras raras.
Esbozó una media sonrisa, pero enarcó las cejas, extrañado. Se suponía que era Alex el que había dejado a Jack. Si era así, ¿por qué guardaba fotos como esas?
El sonido de la puerta del baño abriéndose le sobresaltó, y guardó la caja del juego on rapidez, poniéndola con las demás.
- ¿Vamos? -apareció Alex por las escaleras, tal y como le había dicho Zack, hecho una diva.
Zack asintió y salieron juntos de casa, entrando en el coche de Merrick, el cual se puso al volante. Arrancó tras poner la calefacción y la radio, a un volumen de ambiente, mientras el silencio se apoderaba del reducido espacio.
- Oye Alex, ¿puedo hacerte una pregunta?
Los ojos castaños del chico se despegaron de la carretera y se posaron en su amigo.
- Claro.
- ¿Por qué... por qué rompiste con Jack?
Alex desvió la mirada al momento, tragando saliva.
- Puedes contármelo. O puedes no hacerlo. No te voy a culpar de nada, es sólo que me resulta extraño tu comportamiento... siendo tú el que supuestamente acabaste con... la relación? 
Se hizo otro silencio.
- No quiero hablar de ello, Zack. Es complicado -susurró Alex, mirando por la ventanilla- Pero gracias por preocuparte.
Zack suspiró.
- Está bien.

Los dos chicos siguieron su camino hasta el centro comercial, y tras haber dejado el coche en el aparcamiento, entraron dándose prisa para no mojarse.
Alex miró el reloj, distraído.
- Falta aún media hora para la primera sesión; tengo que ir a comprar algo. Nos vemos allí a las cinco, ¿sí?
Apenas le dio tiempo a Zack a asentir, o a negarse, porque dio la vuelta demasiado rápido, dirigiéndose a ningún sitio en concreto.
En realidad tan solo necesitaba estar solo. Le agradecía a Zack el esfuerzo que estaba haciendo por él, pero no quería recordar.
Vislumbró a lo lejos la zona de CD's y caminó con calma hacia allí. Miró a su alrededor en busca de la sección que quería, y se encontró con su propio disco en el top ventas.
Sonrió para sí, y concentró su tarea en encontrar las novedades de rock, rebuscando entre discos. Cuando un estruendo a sus espaldas le hizo pegar un bote y girarse de golpe debido al susto.
No alcanzó más que a ver un montículo de CD's que habían caído justo encima de la cabeza de un chico.

martes, 20 de noviembre de 2012

Veintidós.

Alex cerró con firmeza la puerta del despacho del señor Parker, y se dirigió hacia el ascensor con las manos en los bolsillos y el rostro carente de expresión.
Presionó el botón de forma autómata, y clavó la mirada en sus pies, tratando de asumir las últimas palabras que acababa de escuchar de los labios de aquel hombre.
No tenían sentido, no. No podían hacerle elegir entre la banda que le daba la vida y la persona sin la cual ésta no tendría sentido. No podía pagar lo que conllevaba el no hacer una elección.
El ascensor se abrió, y él entró, apoyando la cabeza contra una de las paredes.
¿Qué iba a decirle a Jack? ¿Y a los chicos? Estaba completamente bloqueado, porque le había dado donde más dolía.
Se dirigió hasta su coche, pero no puso rumbo a donde había acordado ir a comer con Jack. No podría soportar esa situación, y menos con los padres del chico delante. Por lo que se marchó a casa.
Dejó las llaves sobre la encimera de la cocina nada más entrar, y se desplomó sobre el sofá, enterrando la cara entre sus manos, mientras las lágrimas y los sollozos se hacían con el control.


Unas tres horas más tarde, Alex oyó el sonido de unas llaves abriendo la cerradura y se secó las lágrimas con rapidez.
- ¿Alex? -Jack entró hasta el salón, preocupado, buscando a su novio.
Alex se aclaró la garganta.
- Estoy aquí, Jack -susurró, bajando la mirada en cuanto sus ojos se cruzaron con otro par de ojos marrones.
- ¿Dónde estabas? Te he llamado mil veces y no me coges el teléfono.
- Ah. Eh, yo... debo de haberlo dejado en silencio -murmuró.
Jack enarcó una ceja, y fue entonces cuando reparó en los enrojecidos y ensangrentados nudillos de Alex.
- Alex, ¿qué ha pasado?
No obtuvo respuesta.
- Alex. Alex, mírame.
- No ha pasado nada, Jack. No fui porque me encontraba mal. Lo siento, debí haberte avisado -contestó el rubio, bajando las mangas de su sudadera hasta que cubriesen sus nudillos, que no habían quedado en muy buenas condiciones tras encontrarse repetidas veces con la pared.
Jack frunció el ceño. No se lo creía, y Alex lo sabía; pero no iba a insistir, porque le conocía lo suficiente como para saber lo cabezón que podía llegar a ser.
- Como quieras. Cuando te apetezca, me lo cuentas -se encogió finalmente de hombros, dirigiéndose hacia el baño.
Alex suspiró al sentir el sonido del agua de la ducha cayendo.
¿Cómo iba a decirle aquello? No se veía con la fuerza necesaria. Pero había tenido que tomar una decisión.
Así que esperó a que Jack saliese del baño y entrase tranquilamente en el salón de nuevo. El moreno se le quedó mirando, con una ceja enarcada, esperando a que dijese algo.
- Jack, t-tenemos que hablar.
- Hablemos, Lex -se sentó a su lado, mientras el otro chico tragaba saliva, bajando de nuevo la mirada.
Se hizo un incómodo silencio entre los dos.
- ¿Alex?
- Esto se ha acabado, Jack -susurró Alex.
- ¿Qué?
- Que se ha acabado.
- ¿De qué estás hablando? -preguntó Jack, sin entender nada.
- De... nosotros. S-se ha acabado -murmuró.
Jack le miró con los ojos muy abiertos, sin dar crédito a lo que oía. Sin querer creerlo.
- ¿Qué estás diciendo, Alex? ¿Quieres decirme qué es lo que ha pasado para que ahora me vengas con esto? -su voz temblaba, con miedo de conocer la respuesta.
Con miedo de que Alex finalmente se hubiera cansado de él. De que hubiese encontrado a alguien mejor.
- Oh, Jack -Alex tragó saliva, tratando de deshacer el nudo que tenía en la garganta y de contener las lágrimas a la vez- No es por ti.
- ¿Ahora también me vas a dejar con la típica frase que usa todo el mundo tratando de que la otra persona no sienta mal, aunque inútilmente, de "no es por ti, es por mí"?
Las lágrimas le ardían en los ojos. 
Dejarle. Le estaba dejando.
Alex no contestó. Se le quedó mirando, mientras se mordía un tembloroso labio inferior.
- Alex. Por favor.
- Jack, yo..
- Dime al menos por qué. Dime, ¿qué es lo que he hecho mal? -a Jack se le quebró la voz mientras hablaba, y Alex tuvo que volver a apartar la mirada para que este no viera cómo se le humedecían los ojos.
- Tú no has hecho nada. Soy yo -repitió casi sistemáticamente el rubio.
Jack se levantó del sofá, como si de repente el hecho de estar sentado junto a Alex quemase. Y en parte así era.
Esto no puede estar pasando. No. Todo iba bien esta mañana.
- ¿Qué es lo que te han dicho en esa reunión, Alex?
- No ha sido la reunión -susurró.
No iba a contarle a Jack la verdad, porque sabía que simplemente no lo aceptaría. Conociéndole, estaría dispuesto a vender un riñón para pagar lo que debían, o a prostituirse si era necesario.
Pero no. Alex sólo intentaba hacer las cosas lo mejor que podía para todos.
Y All Time Low había salvado la vida a demasiadas personas, había devuelto demasiadas sonrisas como para acabar con ello. No podía hacer eso. No quería.
- Tengo que irme. Lo siento -se levantó, con intención de marcharse, pero Jack se interpuso en su camino.
- Mírame a los ojos y dime que no me quieres, Alex.
- Jack...
- Hazlo y dejaré que te vayas. Me alejaré de ti. No volveré a hablarte si es eso lo que quieres.
Alex cerró los ojos con fuerza, apretando los puños hasta hacer que las heridas de sus nudillos volviesen a sangrar.
Respiró hondo y alzó la mirada, clavándola en los ojos inundados ya de lágrimas del que era su novio.
Tragó saliva y una lágrima se deslizó por su mejilla.
- No te quiero, Jack -murmuró, con la voz rota.